Todo comenzó en 1950 cuando Víctor, con apenas 14 años, inició su camino como aprendiz en la emblemática Casa Cassotto. Su dedicación y talento lo llevaron rápidamente a ser oficial joyero y, a los 20 años, asumió la responsabilidad de encargado del local. Durante décadas, Víctor dominó cada aspecto del oficio: desde la creación y reparación de piezas en oro y plata hasta la atención personalizada al público.
En 1982, tras el cierre de Casa Cassotto, decidió emprender su propio camino y fundar Casa Víctor, enfocada exclusivamente en la venta de fornituras para joyeros. Su compromiso con la calidad y el servicio lo convirtió en un referente indiscutido para joyeros y artesanos. Hoy, con 88 años, sigue atendiendo con la misma pasión, acompañado por su hijo Andrés, quien lleva más de 30 años a su lado.